La muerte sexuada

En mi sueño, que era una película, la chica pelea con su madre porque ha salido mal en el examen escolar, decide regresar a casa caminando.

Debe cruzar por debajo de una estructura de riego, una especie de tubo de acero con perforaciones que rota desde el centro, una maquinaria de apariencia amenazadora.

¿Qué sucederá? ¿Será destrozada por la maquinaria?

Más o menos. En la neblina del mecanismo aspersor cuatro individuos en fila hacen una especie de paso coreografiado, una pick up negra atras de ellos anticipa el rapto.

La chica está ahora en un desvencijado "barn", los individuos que le han secuestrado, construyeron un monstruo a partir de cadáveres y le hacen practicar una serie de ejercicios sexuales y necrofílicos con la muchacha. No recuerdo bien, uno involucra flotar a ambos mediante un enorme parasol y otro el arrancarle con la boca la verga podrida al esperpento.

Siguiente escena antes de "cambiar de canal": la chica está en su casa, aparentemente nadie notó su asuencia. Circunspecta ve la televisión, alguien calienta un pan sobre un sartén grande. Ella dice malhomorada: - me molesta como calientas ese pan -.

Despierto.

La paciencia es una zorra

Monologo hospitalario

El título es una estratagema, provocar si, pero no es del todo falso.

 Otras especies animales pueden semejarsele, la primera asociación sería con una babosa, lenta, fria, parsimoniosa; el simil es fácil pero inexacto; los caracoles son buitres lentos, nada hacen más que consumirnos una vez que hemos dejado de movernos.

 La paciencia por lo contrario es activa; no pretende inmovilisarnos, todo lo contrario, busca que la acechemos y corramos tras ella.

A la paciencia le gusta jugar a las escondidas, le gusta ocultarse entre el paisaje y tener a una jauría desesperada corriendo tras ella. Por eso la paciencia es una zorra, no de las que aguardan en las esquinas o en antros oscuros; es seductora y discreta, una presa valiosa, aunque no todos estemos dispuestos a perseguirla.

 La desesperación es más como un enjambre de moscas, cuidemonos de no serle apetitosos.